Cuando decidí iniciar un blog en WordPress lo hice con el entusiasmo que acertadamente Sergio Ramírez compara con el hecho de lanzar un escrito en una botella al mar. Tenía en la mente plasmar a través de la red mis experiencias en ese continuo conocer la idiosincrasia del nicaragüense. Me ha dado mucho gusto saber que muchos compatriotas y extranjeros han disfrutado de mis escritos, algunos atreviéndose a dejar comentarios en cada post, otros simplemente haciéndome el honor de leerlos. Las estadísticas y la constancia de mis lectores me han animado para seguir haciéndolo por más de dos años.
He tratado de ajustarme al máximo a una autocensura que permitiera darle un extremo profesionalismo a los trabajos, que aunque están escritos sin ningún rigor científico, puedan entretener a los lectores, ilustrarlos sobre aspectos tal vez olvidados pero que en ningún momento ofendan a ningún protagonista de mis historias.
Sin embargo, a veces ocurre lo mismo que cuando alguien te raya el automóvil y lo único que le queda a uno es poner un letrero mentándole la madre a quien hizo la villanía y cobardemente se corrió o cuando en esos teléfonos fijos que todavía no tienen identificador de llamadas y de repente alguien llama y lo único que emite son resoplidos en el auricular sin tener la entereza de decir “me equivoqué de número” o “ sólo quería saber quién estaba ahí” lo que motiva a lanzar cualquier epíteto del más grueso calibre agregado al clásico “mudo”. Es ocioso y hasta cierto punto desvergonzado que cualquiera de estos, reclame los calificativos que le han caído en sus andanzas anónimas.
De esta manera, si al momento de hablar de chivos, sexoservidoras, brujas, ladrones, pepenadores, etc., sin existir ninguna alusión personal, alguien cree que me estoy refiriendo precisamente a este o aquella, pues ahí no queda de otra que aplicar el dicho aquel: Al que le caiga el guante que se lo plante.
No obstante creo que es peor aún que alguien ingrese a mi blog, a veces a diario, a escudriñar si alguno de estos personajes o situaciones encaja en su forma de ser, tratando de establecer comparaciones y falsas deducciones. Quiero advertirles a través de estas líneas, que definitivamente este Blog no es para ellos. No lo visiten. No lo lean. No pierdan su tiempo. Mejor estudien Macbeth para que les salga mejor el “Fair is foul and foul is fair”.
El resto de los lectores, pueden disculpar lo anterior y espero que sigan disfrutando de los próximos posts.
Los hijos de septiembre 
He sido un constante seguidor de sus artículos y siempre he encontrado que los mismos han sido bien enfocados, muy respetuosos y bien escritos. Pero, ante ese tipo de sensibilidades a quienes les hiere el pétalo de una flor, no se puede hacer nada, así que como dijo el Quijote: Déjenlos que ladren. ¡Adelante!. Por cierto, no logré entender nada de lo de Macbeth.
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Hola, Orlando, disfruto y aprendo mucho de tus escritos.
No comprendo cómo ueden existir personas así.
ADELANTE.
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Usted siga escribiendo, que lo hace muy bien. No le haga caso a quienes pretendan hacer de su blog otra cosa. Menos mal que usted habla muy ponderadamente de los gay, pues de lo contrario a cada rato se estarían identificando por ese lado. Si acaso algo no les gusta, pueden hacer lo que hace el perro zompopo (no el cantante). Un gran saludo
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Los grandes espíritus siempre han encontrado una violenta oposición de mentes mediocres (Albert Einstein) en otras palabras, vos seguí pichando tu juego sin hacer caso a lo que grita la barra que aqui la verdadera fanaticada sigue expectante del desarrollo de esa brillante labor «no hit-no run»
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El gran Orlando. Me han gustado muchos tus escritos y en especial los de San Marcos que traen recuerdos de aquella niñez. Al leer este «disclaimer» me vino a la mente la vez que Guilebaldo Lacayo salió declamando el Brindis del Bohemio en una velada y al momento de exclamar, brindo por la mujer, más no por ESA, señaló hacia el auditorio de manera indefinida y una muchacha se puso roja como tomate, la gente la volvió a ver y se armó el escándalo. Luego la muchacha le reclamó a Guilebaldo y él le respondió que los reflectores no lo dejaban ver al auditorio y no podía dirigir su dedo a nadie en especial, pero que por algún motivo se sintió aludida. Luego se averiguaron otros cuentos de la muchachita esa. Por eso, cuando se está en la calle y alguien grita: ladrón, ladrón, hay que poner en resguardo la cartera y el reloj y no correr o peor aún, no ofenderse. Saludos a los Ortegones
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Yo de usted no reparara en ese tipo de manifestaciones. La gente que se da por aludida simplemente se equivocó de blog, seguramente pensaron que se trataba de Animal Planet, en donde se les menciona constantemente. Precisamente en ese espacio me tocó en suerte ver como algunas criaturas de grandes tapas, que habitan en los pantanos, a pesar de haber saciado su voraz apetito, ante cualquier murmullo se lanzan al agua ,motivados por el simple placer de matar. Usted pa´ lante.
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Orlando, tabien se puede decir; «Al que le Píque, que se rasque». Continua escribiendo que somos muchos, quienes disfrutamos de tus Relatos y no solo por ser San Marqueño.
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Orlando, difruto mucho de tus escritos y me parecen una manera muy asertada de plasmar la idiosingrasia nuestra. Y para aquellas personas que se sienten aludidas: «Oh well » como dicen en estos lares del norte.
«Prosiguió su camino, sin llevar otro que aquel que su caballo quería, creyendo que en aquello consistía la fuerza de las aventuras».
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Usted no se aguite por los que se aguiten; Lo que usted hace es una excelente afición investigativa, que de paso nos instruye a los ignorantes. Los que se aguiten que vayan a Chi…….. huahua al baile; Ya quisieran muchos hacer lo que usted realiza. ¡ Adelante !
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