En el inmenso piélago de la hijueputez

En estos últimos días mi mente ha estado navegando entre una vorágine de pensamientos, principalmente cuestionamientos cuya respuesta quizá nunca llegue a encontrar.  Uno de las interrogantes obligadas ha sido obviamente el tema de la maldad.  Muchos me criticarán por el hecho de pensar en eso, precisamente en estos momentos en que tanta gente ha desbordado su bondad y solidaridad, tratando de brindarnos consuelo en momentos tan difíciles.  No obstante, es justamente ese contraste entre la enorme gentileza que nos ha rodeado y la maldad que hemos visto brotar magnificada, lo que me ha hecho pensar en el por qué de esas actitudes infames.

Conversaba sobre este tema con mi hermana y al respecto me comentó que en México precisamente estaba causando mucha polémica la investigación de un médico fisiólogo, de origen argentino pero radicado en ese país, que se centra en la maldad.  Coincidentemente, en esos días, mi primo Leopoldo también comentó en Facebook sobre el estudio del citado científico.  Me dio curiosidad y comencé a indagar un poco sobre ese particular, encontrando que en efecto, el Dr. Marcelino Cereijido, Profesor Titular del Departamento de Fisiología Biofísica y Neurociencias del Instituto Politécnico Nacional de México, había publicado un ensayo cuyo título es un tanto sugerente: “Hacia una teoría general sobre los hijos de puta”.  Al contrario de lo que este título pueda anticipar, el ensayo no se centra en el insulto o la palabra soez que representa, sino que trata de explicar el mal desde un punto de vista biológico, genético, de tal forma que trata de hurgar en las pautas de comportamiento maléfico.  Es decir, parece ser que la mala calidad humana es un problema genético, no obstante, Cereijido insiste en que mucho tiene que ver las circunstancias.  Es interesante, pues que sin haber conocido las investigaciones de este doctor, en febrero pasado escribí varias entradas alrededor de la pobreza en Nicaragua en donde al final de cuentas consideraba que tenía su origen en un problema genético.

En Nicaragua, como en muchas partes del mundo, el mayor insulto que puede proferirse es: “Hijo de puta” o bien su contracción: “Hijueputa”.  Esto se deriva del hecho de que el oficio de prostituta, ancestralmente ha sido condenado en todas las civilizaciones y por lo tanto, el vástago de esta mujer, concebido al saber con cuál varón, representa lo peor de este mundo. Se infiere que el hijo de una prostituta, al no tener padre y guardar un profundo resentimiento por su origen, tiende hacia el mal con una facilidad mucho mayor que cualquier otro individuo.  De esta forma, “hijueputa” se ha convertido en sinónimo de maléfico, infame y en Nicaragua cuando alcanza un nivel fuera de serie se dice “un hijueputa bien hecho”.

Sin embargo, es necesario aclarar que si bien es cierto en algunos casos se observa cierta correlación entre el origen del individuo y la maldad que puede desarrollar, esta condición no siempre está relacionada con la progenitora del individuo.  Aquí puedo citar dos casos completamente opuestos que me ha tocado conocer muy de cerca.  Por una parte, observé a una persona de una condición moral más que reprochable, aspirar a que el producto de su relación adúltera, tuviese una educación que pudiese abrirle el camino hacia la rectitud, sin embargo, como decía Serrat, de nada valieron las monjas, los caprichos y lisonjas que tuvo a granel, pues al final llegó a refinar las actitudes maternas combinándolas con un asombroso cinismo.  El otro caso, es completamente opuesto, pues la persona en cuestión provino de un hogar bien avenido, con presencia paterna y en donde la madre, de una honradez acrisolada y exponente de todos los valores y virtudes, trató en vano de encauzar la vida de su hija hacia la bondad, mediante el ejemplo, además de un colegio y universidad católicos, sin embargo, esta evolucionó hacia un ser mezquino y egoísta al grado máximo, capaz de las acciones más aborrecibles.  En fin, cada quien tendrá a la mano un variopinto de ejemplos que pueden dar fe de la hijueputez que brota en nuestro suelo.  En este caso es importante resaltar que si bien es cierto, el vocablo “hijueputez” como la calidad o condición de hijueputa, no es muy utilizado en Nicaragua, se comprende perfectamente y al igual que en muchos países de habla hispana, representa esa actitud maléfica que parece extenderse en todo el mundo.

Basta ponerle atención a los noticieros en cualquier medio, para encontrar que parece multiplicarse el número de casos que nos dejan con el alma en vilo, ejecuciones, violaciones, genocidios, torturas, progenitores que abusan, maltratan y llegan a asesinar a sus hijos o bien hijos que maltratan, abusan y matan a sus progenitores, niñas violadas por sus padrastros, o peor aún, por sus padres, pobreza que se extiende por malas decisiones de políticos ineptos o corruptos, enriquecimientos ilícitos, guerra por el narcotráfico, en fin, pareciera que la hijueputez es una epidemia que nadie puede detener y que se extiende en la cotidianidad de acciones como la violencia intrafamiliar, la discriminación, la intolerancia, etc.

El doctor Cereijido opina que la hijueputez es mucho más grave que el cáncer, la lepra y el Alzheimer juntos y que si se invierten miles de millones de dólares para la cura de esos males, es justo que se destinen recursos para investigar a fondo el fenómeno de la hijueputez.   Agrega el investigador que no hay nada en el mundo moderno que la ciencia y la tecnología no puedan explicar y como científico habla de lo que se conoce como biología de las restricciones y que tiene que ver con un enfoque para comenzar a estudiar la hijueputez.  Agrega don Marcelino que la hijueputez es tan abundante, polimorfa y polisémica que uno puede escoger por dónde empezar a indagar, con la esperanza de llegar al cómo y al por qué de la hijueputez.

No obstante, lo principal sería que las investigaciones condujeran, más que al por qué de la hijueputez, a encontrar la cura para este terrible mal.  Podría comenzarse en buscar la solución para la “hijueputez hormiga” como dice don Marcelino, que son esos actos del día a día que a veces se repiten tanto que tienden a ser tolerados, como el ciudadano que le pega a su mujer, la señora que malmata al hijo que no quiere estudiar, el trabajador que se “bebe” el sueldo, el busero que se vuela la luz roja, el sujeto que maneja borracho, el pandillero que mata a un ciudadano por robarle un celular, el vecino que delata.

Ojalá que el Dr. Cereijido logre inspirar a otros científicos para que continúen la tarea de llegar al fondo del problema y algún día no muy lejano, la hijueputez sea parte de la historia.

7 comentarios

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7 Respuestas a “En el inmenso piélago de la hijueputez


  1. Muy interesante estudio. Gracias por compartir.

    Saludos

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  2. Eduardo Ortega

    Me vino a la memoria una versión del cuento de Pulgarcito y el pasaje donde es vendido por su propio padre a unos ladrones, una verdadera hijueputez en un cuento para niños. Muchos consideran que el ser un hijo de puta bien hecho representa una ventaja, comúnmente lo llamarían sangre fría: un abogado sin escrúpulos que defiende a un asesino y logra una sentencia absolutoria a cambio de una millonada para muchos es un hijo de puta mientras el se considera astuto y hasta inteligente.
    Vivimos tiempos de ventajas, Macías Curiel en el Tratado de las Ventajas dice que una de las grandes ventajas que tiene la esquizofrenia adolescente es que te facilita escuchar el llamado a la vocación sacerdotal. Que hijueputez.
    La hijueputada es otra cosa, permite a una persona noble convertirse en un perfecto hijoeputa temporalmente, bajo circunstancias generalmente de sobrevivencia ;o cómo se consideraría al que invitó al resto del grupo a comerse a los compañeros muertos cuando se estrellaron en los Andes. O ya de plano en la cotidianidad en una fila inmensa, a dos cajeras les da por cerrar su módulo al mismo tiempo, los que estamos al final de la cola lo consideramos una perfecta hijueputada.
    Un tema muy interesante que vale la pena platicarlo con un buen café. Abrazo mi bro

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  3. Poeta, te luces como siempre. No sé porqué se me vino a la memoria una novela corta que tu me facilitastes. Te acuerdas? Un fuerte abrazo Orlando Ortega REYES: STQ.

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  4. Carol

    Augusto y yo leimos tu artículo, excelente como todo lo que escribes y la forma en que te comunicas. Yo, en particular, siempre me ha instigado a lo largo de mi vida una pregunta que me hago: el porqué la abundancia del malvado?. Abrazos, Carol.

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  5. A. L. Matus

    Hay de hijueputas a hijueputas. Me imagino que el libro debe de realizar una clasificación de los hijueputas, pues gente como Hitler, Stalin, Hoover y más de esa calaña deben de estar muy por encima de Strauss-Kahn, Roberto Rivas y otros. A ver si dejan que vendan este libro en Nicaragua. Muy buen artículo.

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  6. Marco Antonio

    Como todo lo que usted escribe me parece muy interesante su estudio.
    Gracias por compartir.

    Saludos

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  7. Oswaldo Ortega Reyes

    Lo que más me ha gustado de este artículo es el enfoque sobre la maldad como una enfermedad incurable y cuya etiología aun no terminamos de entender contrario a muchos escritos que abordan la maldad solo para exponer los beneficios del antidoto que tratan de vendernos a base de retórica barata.
    Realmente la hijueputez es peor que la peste bubónica sin que la escuela italiana de criminología, ni el profesor Freud, ni los conductistas o intintivistas hayan sugerido una cura a este mal ancestral.
    Hay un libro interesante de Erich Fromm llamado La anatomía de la destructividad humana que reune trabajos anteriores incluyendo los de Freud y encontramos un estudio de l personalidades como Hitler, Stalin y Himmler que resumen la escencia de la hijueputez sin embargo son personajes que nunca actuaron solos , podemos decir que lejos de el deber de obediencia con que se justifican los militares, hay quienes cometieron atrocidades por voluntad propia y con especial disfrute.
    En el hombre existe mala levadura recitan los versos de Los motivos del lobo, bastará crear una situación que incluya factores capaces de forzar al ser humano a caer en las formas mas bajas para confirmar lo primero, muchas personas permanecerán firmes a sus principios, otros en cambio sucumben al menor estítmulo exhibiendo una perversidad muchas veces solapada para privar a sus presas de cualquier oportunidad de alzar vuelo y aqui sale sobrando cualquier intento de encontrar algún objetivo biológico o social.
    Por otro lado, el hijo de puta esta dotado de una fertil imaginación para fabricar pretextos y excusas para inducir a otras a la imitación de acciones abyectas y cobardes.

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