Si ese es mi fueyte

Pareciera un vicio recurrente que en la mayoría de las crónicas de la vieja Managua se catalogue indiscriminadamente a una serie de personajes como “locos”.  Así observamos capítulos enteros en dichos documentos dedicados a los “locos de la vieja Managua” o bien “orates de la novia del Xolotlán” y en dichas clasificaciones ingresa un variopinto de caracteres que van desde los verdaderamente privados de la razón hasta excéntricos, sinvergüenzas, borrachos, indigentes, mal bozaleados, es decir, todos aquellos que no calzaban dentro de los cánones de comportamiento normal de la época.

Uno de los personajes tratados injustamente por los cronistas es Raúl Cruz Martínez, que a mediados del siglo pasado recorría Managua con una escoba en la mano y se le conocía en con el apodo de “Peyeyeque”.  La historia de este famoso personaje se va perdiendo entre la realidad y la leyenda.  Algunos dicen incluso que era de una familia de recursos y que sus parientes se valieron de su “locura” para despojarlo de lo que le pertenecía.  No obstante, no existen evidencias de que Raúl hubiera padecido alguna enfermedad mental.  Es posible que Raúl pudo haber padecido de un trastorno del lenguaje, alguna dislalia y en lo particular un rotacismo, que le impedía pronunciar correctamente la consonante “R”, tal vez por motivos anatómicos, tal vez por motivos funcionales y al no existir en aquellos tiempos ningún logopeda en el país, ni darse la conciencia del problema de parte de sus padres, lo más que pudieron hacer fue resignarse.  El caso es que es probable que tampoco tuviera Raúl, debido entre otras cosas a su problema de lenguaje, acceso a una educación básica y por lo tanto sus posibilidades de supervivencia se hicieron todavía más difíciles.  El oficio al que llegó a tener acceso fue el de barrendero en las cuadrillas del Distrito Nacional, que era el equivalente a la Alcaldía en esa época y ese fue el trabajo que tuvo por mucho tiempo.

De esa forma los capitalinos se encontraban a Raúl barriendo las calles, ya sea en las inmediaciones de la esquina de los bancos, en la iglesia del Perpetuo Socorro, cerca del Palacio Nacional, por el lado de la Casa Pellas o en el Estadio Nacional, en donde también se le miraba en los juegos del Boer, su equipo favorito a quien llegaba a apoyar.  También acudía al Cuerpo de Bomberos en donde siempre mostró su ambición de llegar a ser un día voluntario de esa institución.

En aquella época era más común que cualquier ciudadano se atreviera a gritarle a otro, a todo pulmón, su apodo o remoquete, a sabiendas de que el otro se la regresaría al doble, ya fuera con su apodo o bien con una mentada de madre con todas las de ley.  Ahora es muy difícil que ocurran estas familiaridades, cualquiera sabe que a la menor provocación, le puede salir la venada careta, así que optan por seguir los sabios consejos de Benito Juárez de que el respeto al derecho ajeno es la paz y la conservación de las muelas.  Así pues en esos tiempos era muy frecuente que cualquiera le gritara a Raúl:  Peyeyeque, a lo que él le respondía con los más gloriosos epítetos hacia su respectiva progenitora.  Así mismo, Peyeyeque era muy dicharachero y empleaba sus retahílas muy oportunamente.

A comienzos de la década de los sesenta, ocurrió el robo de una manguera y como dicen por ahí, al perro más flaco se le pegan las pulgas y el pobre Raúl de pronto se vio acusado anta la Policía Nacional de haberse robado el implemento.  Cuando le tocó comparecer ante la autoridad y habiéndosele leído los cargos de los cuales se le acusaba, Raúl no vaciló en descargarle la más amarga de sus retahílas, agregando sustantivos que según el barrendero constituían verdaderos insultos: conservador,cachureco, matamama, comunista.  Al final del proceso, no se encontraron las evidencias del robo de la manguera, sin embargo, por irrespeto a la autoridad fue condenado a barrer las calles, que era una de las penas comunes en ese tiempo, a lo que Raúl con una carcajada contestó:  Vos si que ya me joyiste, no joyás, si ese es mi fueyte baboso.

El caso se hizo famoso en toda Managua, a tal punto que el cantante y compositor Humberto “El Gato” Aguilar, compuso “La manguera de Peyeyeque” en donde narra este famoso episodio.  La citada canción fue grabada por el célebre Trío Xolotlán que dirigía el gran músico Carlos Adán Berríos, acompañado de Tomás Urroz y de Humberto Goussen, habiendo logrado que el tema se convirtiera en un éxito a nivel nacional y convirtiendo en un verdadero ícono de la ciudad capital a Raúl Cruz Martínez “Peyeyeque”.

El problema es que el Gato Aguilar, autor de “La carreta nahua” y “El sorbetero”, también cayó en el mismo error que los cronistas al catalogar a Raúl como orate, iniciando su canción de la siguiente manera:  “Hay un loco popular, que trabaja con la escoba, cuando quiere vacilar, una manguera se roba”.

Algunos cronistas aseguran que Raúl entabló una demanda por la utilización de su nombre y su apodo en la canción, sin su consentimiento, sin especificar a quiénes demandó, si a la empresa disquera, al Trío Xolotlán o a Huberto “El Gato” Aguilar; el caso es que según estos, Peyeyeque ganó la demanda logrando una indemnización.  Tal vez pueda haber algo de cierto en lo anterior y esto confirma que Raúl podría hablar mal pero no tenía ni un pelo de tonto, además que según algunos historiadores, un hermano de él era abogado.  Lo cierto es que Raúl después de vivir mucho tiempo en el Barrio San Antonio, llegó a comprarse una casa en el barrio Monseñor Lezcano, específicamente de la Estatua unas cuadras hacia el oeste, cerca de la Iglesia Evangélica El Calvario.  Después de vivir algunos años en ese lugar, vendió la casa para trasladarse a Ciudad Jardín, en donde pasó sus últimos días.

Por muchos años, la anécdota de Peyeyeque estuvo vigente en la vida de los nicaragüenses y no era extraño escuchar cuando alguien deseaba expresar su especialidad en algún oficio o destreza: Si ese es mi fueyte.  También en términos generales la figura de Peyeyeque vino a representar una versión moderna, aunque sin la extrema profundidad de El Guegüence.

En estas fechas, ya casi no se recuerda a Raúl Peyeyeque, salvo los sobrevivientes de la vieja Managua.  También desapareció aquella ligereza en clasificar a los caracteres de las personas, pues tienden a ser más selectivas y no a cualquiera lo tachan de loco, más bien tratan de llevarlos por los suaves caminos de lo políticamente correcto y encontramos a bipolares, propensos a la depresión, soñadores bolivarianos, no como antes que bastaba un poco para que a alguien le pasara lo que a Javier Solís: Y me llaman el loco, porque el mundo es así.

12 comentarios

Archivado bajo lenguaje, Nicaragüense

12 Respuestas a “Si ese es mi fueyte

  1. A.L. Matus

    Muy bueno el enfoque con el que trata la historia del popular Peyeyeque. Yo concuerdo con usted que no era loco, sino que debió padecer algún trastorno neurológico que se reflejaba en la dificultad de hablar, pues además de la mala pronunciación de la erre, también tenía cierta tartamudez. También Colevaca, la Cocoroca y varios más eran clasificados como locos y nada de eso tenían. Tal vez sería de justicia que a este personaje se le recordara en la nueva Avenida Sandino (Avenida Roosevelt).

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  2. No lo conocí personalmente, pero conocí su fama. Decir Peyeyeque era decir Managua en aquel entonces de la manguera.

    Me gusta que recojás estas historias que son parte de nuestra nicaraguanidad.

    Salud♥s

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  3. Julio S.

    Orlando: Es increible la manera de resucitar a este personaje tan Managua. Yo recuerdo cuando por ordenes de «tacho» lo mandaron a lavar la base de la estatua del caballo. Peyeyeque se negó argumentando que se le podía caer encima, creo que esto sirvió de inspiración al poema del padre Cardenal.
    Saludos.

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  4. Edwing Salvatore

    Chocho maestro esta volando alto, tres cronicas en 11 dias del año. Estamos empezando requetebien. Animo y siga alimentando el espiritu del Nicaraguanismo entero.

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  5. Oswaldo Ortega

    Hay muchos dementes que no registran ningún problema con el habla, por el contrario , son grandilocuentes y expresivos con lo que se han asegurado una vertiginosa carrera dentro de la política y la administración pública ; pero eso si, cuando se habla de extorsión, fraudes, malversaciones o apropiaciones ilícitas tienen buen cuidado de no gritar : «Si ese es mi fueyte»

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  6. Poeta: Yo conocí personalmente a Peyeyeque, en el Mundial de Beisbol, dado en Nicaragua a finales de los sesenta, si mal no recuerdo el 68. Todo un personaje, tal como vos lo descríbes.
    Como dice el dicho «No son todos lo que estan, ni estan todos los que son»

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  7. Mario Antonio Pérez Cuadra

    Raul «Peyeyeque», no se si ese sería el nombre de este personaje, pero recuerdo que había una canción que alguien se la compuso, es bueno recordar los personajes de la antaña Managua, en vista que con estos, se evocan sitios de nuestra bella capital antes de 1972, presisamente al ver este articulo evocaron a mi mente las cercanias del parque San Antonio.

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  8. ANDABA BUSCANDO LA CANCION DE RAUL PEYEYEQUE CUANDO ME ENCONTRE CON SU MUY BUEN COMENTARIO SOBRE RAUL GRACIAS POR DARNOS ALGO MAS DE CONOCIMENTO SOBRE ESE GRAN PERSONAJE NICARAGUENSE

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  9. Mario Antonio Pérez Cuadra

    Los señores que integran la municipalidad de Managua, en ves de enfrentarse en freneticos choques verbales, esa energia la debiesen enfocar por organizar un MUSEO propio del Departamento de Managua, donde se narre la Evolución historica de la ciudad y del municipio, donde se destaquen los personajes que le han dado vida a la ciudad de Managua, donde exista una hemeroteca que destaquen los acontecimientos pasados, señores de la alcaldía trabajen por el pueblo y dejen de andar ofendiendose. dejen de pelear como canes por un maullido hueso.

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  10. Octavio Robleto Cuadra

    Conocí a peyeyeque,creo que trabajaba para el Distrito Nacional, barría las calles de Managua. El hijo menor del dictador Somoza lo vió y le dijo: peyeyeqye, ni corto ni perezoso le contestó tu madre h.p. En otra ocasión lo metieron preso en el hormiguero y el G.N. le dijo: peyeyeque a barrer todo el patio, a lo cual peyeyeqye contestó, me jodistes h.p., si ese es mi fueite.

    .:

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  11. FRAY MARTÍN DE PORRES Y PEYEYEQUE UNIDOS POR LA ESCOBA. Por Joaquín Absalón Pastora. En: Extra, No. 63, 19 de Octubre de 1969.

    Fray Marín de Porres, hacía las tareas más humildes de su Convento en Lima. Portero y barredor. Le daba de comer a los hermanos ratones y a los hermanos gatos, logrando la amistad en ambos animales.

    Siempre se le vio barriendo, y ahora es ampliamente conocido como “Fray Escoba”. La Iglesia ha santificado al mulato humilde, y su nombre está en la boca del pueblo.

    EL BARRENDERO

    Si a usted le preguntan si conoce a Raulito Martínez de la familia de los “Chicharrones”, seguramente lo ignora, pero si oye decir PEYEYEQUE, inmediatamente lo asocia con el personaje de la escoba del Distrito.
    Peyeyeque… ¿qué hiciste la manguera que te robaste…?

    –Comé mieyda hijé ya gan puuta, comunista, cachuyeco…Así contesta Raulito Martínez a la muchada que le recuerda el chiste que le hicieron en el Hormiguero en tiempos de Montiel…

    SU HOBBY

    Es un “autóctono” Managua. Podría aspirar al Ministerio del Distrito, monopolio que ya debe desaparecer, los resultados nos dan la razón…
    Peyeyeque, es de estatura pequeña, narigón, moreno lavado y enemigo del baño, de pelo ensortijado, el peine jamás ha ganado una batalla. Sus ojos negros mira con desvelo, semidormidos con aires de pausados giros… reacio a ponerse zapatos. Habla “en chiquito”.

    SU TRABAJO

    Desde pequeñito le gustaba jugar al caballito montado en una escoba y le encantaban los cuentos de brujas. Tenía pesadilla por la escoba. Por eso, Raulito es gran devoto de San Martín.

    –El neyito peyuano es mi coyega, por ehco lo quieyo, gan bayeyoy el joyiyo, peyo no me la gaña…
    SU COLECCIÓN
    La “escoba” ha sido la razón de su vida, su trabajo inolvidable. Tiene una colección de ellas:

    –Eita es en tiempo del joyiyo de Muyiyo, eita ota de Gutavo, eyta dey Chato y eta de Humbeyto.

    Lo han ascendido recientemente a Jefe de Barredores, pero como no se le quita “su fueyte”, siempre le echa una manito a sus colegas.
    El necesita tener una escoba en la mano, y su actual puesto no se le ha subido a la cabeza. Gran ejemplo que muchos debieran imitar…

    SU GRAN ANÉCDOTA

    Donde está retratado de cuerpo entero es ésta: Alguien, para jugarle una broma se consiguió una falsa orden de captura contra Raulito, la acusación era por el robo de una manguera. Montiel era Director de Policía. Este es el diálogo.

    –Bueno Peyeyeque, decime por qué te robaste la manguera, le dice muy serio el actual Ministro de Hacienda.

    –Vos me viste hijué putá… qué vayoy de joyiyo..

    Más respeto le grata un agente.
    –Comé mieyda vos también… qué vayoy de joyiyo.
    Dicen que Montiel hacía verdaderos esfuerzos para no reír.

    –Pero hombre Raulito, decí dónde la empeñaste y te vas libre…

    –Yo no he yobado nada joyiyo… calumniados joyiyo… le voy a dechiy a Luchito (El Presidente). Yo choy chomochista joyiyo.

    -Vea cabo, dice el General Montiel, dirigiéndose a un subalterno, póngame a barrer a Peyeyeque en castigo, no quiere decir dónde está la manguera… y le cerraba un ojo a los periodistas.

    De pronto se oyó un grito de alegría que sorprendió a todos… No… joyás… y vos que yigistes, ya lo joyí, si eche es mi fueyte pendejo… no joyás… Y en lo que menos canta un gallo Raulito Martínez se había barrido todo el Hormiguero. Al rato Montiel lo soltó muerto de risa.
    SU DESGRACIA

    Una desgracia política le arrancó de cuajo una mano. La propaganda de Luis Somoza estaba en lo fino, y Peyeyeque andaba metido en ella junto a los demás barrenderos. Al llegar a un cantón le regalaron un hermoso retrato del Candidato. Tomó una bomba de mecate y la encendió al mismo tiempo que miraba la foto y decía: ¡Qué eymocho mi Luichito! La mecha se consumió y la mano del pobre Peyeyeque fue la que explotó…

    –Ay mamita yinda, ya me llevó la mieyda… Luichito… Luichito lindo, ya me joyi por vos joyiyo… ay, ay, ay juéputa, ay mamahita…

    Llegó la ambulancia y se lo llevó… Desde ese día la tristeza de sus ojos se ha acentuado y se ha hecho más devoto de su “colega”.—
    La ESCOBA… ¡ha hecho el milagro!

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  12. Amelia Madrigal

    Si Raul Martinez, venía de una buena familia en Managua, relacionado con los Castros, Espinosa, Estrada de Managua del barrio de Julio Martinez -no relacionados- yo se porque mi mama y el eran primos y ella nunca se avergonzó de la relación familiar, yo pienso que tenia problemas mentales, el hermano de el limpiaba tumbas en el Cementerio de Managua.

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